«Ahora que me acuerdo todo esto me lo contó México, el verano se iba acabando, llovió hacia las 3 de la tarde, el ambiente se combinaba con la imagen distante de una catedral; en su exterior neoclásico y dentro con detalles de Barroco, que se construyó en cuatro etapas, todas, bajo la misma historia, el paso de los rufianes, de aquellos que con trapos y cruces, tiempo atrás, condenaron a todas estas tierras y sus habitantes al olvido.
Acá es donde la historia empieza, en ese lugar llamado Puebla, en el centro de la ciudad, en la calle en donde está la sede de una universidad cuyo acrónimo es BUAP, así se empieza. Un aire, unos colores, sabores, olores, sonidos totalmente diferentes, desde el primer día el menor indicio de cotidianidad se esfumó.
La actualidad a pesar de sus grandes complicaciones también nos ofrece unas ventaja, una de ellas que surge bajo una nueva posible visión de educación (Sólo por esta vez dejando a un lado la idea de que el último recurso del capitalismo es el turismo) que a su vez es una nueva forma de hacer paz entre las naciones y mucho más dentro de la nuestra porque para conocer nuestro país también se necesita estar fuera.
La inmersión cultural es de las mejores experiencias que un intercambio te puede regalar, de cierta forma te ayuda a afianzar tus pensamientos y aprendes a reconocer que quizá no estabas en lo correcto en alguno de ellos, el objetivo del intercambio es romper ese ‘status quo’ al que nos hemos sumergido, aprender y ser un observador para saber cómo y de qué forma podemos aportar nuestros conocimientos al lugar que se llegó y mucho más del lugar que se viene. Porque si aprendemos a observar aprendemos a interpretar y así empezamos a contextualizar que a fin de cuentas debe ser el objetivo primordial de la educación.
La interacción con diferentes culturas fortalece el conocimiento, la experiencia, la visión de la vida. También extiende los vínculos “familiares” porque familia también es la que nos acompaña en los procesos de exploración y aprendizaje.
Uno puede derramar miles de palabras sobre la experiencia buscando formas de motivar a los que leen esto, pero en realidad la motivación está dentro de cada uno del que por curiosidad llegó a estas palabras, porque en su interior está la persona que busca algo más allá de la academia, algo nuevo y fresco para compartir. No dejemos que la oportunidad se pierda y que nuestro paso por la universidad no sólo sea aprobar, salir y ponerle fin a la ésta.»
Cristian Camilo García – Enero de 2015