Participó en el III Festival de Música de Cartagena
Desde que se realizó en el año 2007 la primera versión del festival, conservaba en mi corazón el anhelo de poder asistir, Después de la audición realizada en agosto del año pasado, al enterarme que había sido seleccionada para participar en el festival, no hacía sino imaginarme una y mil veces cómo sería el viaje, los conciertos, Cartagena, el hotel, el avión… ¡Cómo sería todo! Pero lo que encontré en Cartagena, lo que viví y aprendí, fue mucho más de lo que yo hubiese podido llegar a imaginar.
Musicalmente hablando, fue una experiencia sumamente formadora y gratificante. Fue única la experiencia de poder estar en los ensayos de la orquesta, (además, de una orquesta como la City of London Sinfonia, con su excelente nivel y talla internacional), y de los solistas; escuchar y conocer músicos mundialmente reconocidos como Robert McDuffie, Anne Akiko Meyers, Andrés Díaz, Emmanuel Ceysson, sólo por mencionar unos pocos. Fue muy enriquecedor asistir a los ensayos y luego poder vivir la magia de los conciertos, presentados en la belleza del Teatro Heredia.
Todo esto permitió dar cuenta del proceso de ensamble de una obra, cómo se debe ensayar, cuánta disciplina es necesaria, cuán puntual se debe ser, entender qué es lo que se está tocando, para que el resultado final el día del concierto sea un éxito.
En las clases magistrales, el aprendizaje fue bastante. Tuve la oportunidad de recibir clases con el oboísta de la orquesta (profesor de Guildhall School of Music and Drama-Londres), el maestro Richard Simpson, músico e instrumentista asombroso, además de ser él una excelente persona. Asimismo, pude recibir clases de interpretación musical con el maestro Scott Yoo, quien a todos nos dejó impresionados con su genialidad, musicalidad y calidad humana, y con el maestro Antonio Arnedo, quien sembró en los estudiantes el interés hacia la improvisación musical. De igual forma, fue posible asistir a las demás clases magistrales, fuesen de piano, violín, clarinete, música de cámara, etc. En todas estas clases aprendí muchas cosas que no sólo me ayudarán a interpretar mejor el oboe, sino también a comprender más y mejor la música en general.
Todo esto, y resumido, claro está, en cuanto a lo musical. Las vivencias personales y el ámbito humanístico del festival fue lo más impactante para mí.
Primero, poder compartir con los compañeros que también asistieron bajo el programa “Formando Música-Jóvenes Talentos), que venían de distintos rincones del país: compañeros de Bogotá, Cali, Bucaramanga, Ibagué, Cúcuta, Leticia, Medellín, Manizales…con lo que se concluye que en toda Colombia hay gente muy talentosa y con muchas ganas de hacer buena música. También, poder compartir y hacer amistad también con los muchos estudiantes que también asistieron a las clases y conciertos…es impresionante ver cuántas personas hay que, al igual que uno, viven y sienten ese amor por la música, factor que nos unía a todos en el Festival.
Además, compartir de cerca con los solistas invitados al festival y con los músicos de la orquesta, no sólo a nivel musical sino personal, y comprender que nuestra carrera no es sólo preocuparnos por llegar a ser buenos músicos, sino ante todo, llegar a ser buenos seres humanos, algo todavía más difícil.
Y en fin…son tantas, tantas las cosas vividas y aprendidas allí que expresarlas por escrito es complicado, es como si las palabras se quedaran cortas…que al final todo lo que uno puede decir es gracias.
Gracias, primero que todo a Dios, quien me dio la vida para poder disfrutar de esta bendición; a mis padres y a mi familia, que me han brindado su apoyo abnegado durante esta aventura que elegí llamada música…Gracias también a la Universidad Tecnológica de Pereira y a la Escuela de Música por el apoyo y respaldo brindado. Le agradezco profundamente también al maestro Julián Lombana Mariño, una persona que ha sido muy importante en mi proceso musical y quien me dio la oportunidad de asistir al festival.
Por supuesto, también muchas gracias a Margarita Lombana, Sandra Meluk, María Stella Fernández y Diana Góez, por su trabajo incansable para que nuestro viaje fuese lo mejor posible. Gracias también al personal del Hotel Caribe por procurarnos una amena estadía allí.
Gracias a la Fundación Salvi, por darnos la oportunidad a muchos jóvenes de Colombia de aprender y seguir enamorándonos de la música, y de poder participar en el Festival y en fin, gracias a todas aquellas personas (mis profesores, amigos, compañeros…) que con sus enseñanzas y apoyo hicieron que desde antes del viaje pudiese adquirir la confianza y tranquilidad necesarias para dar lo mejor de mí en el Festival. Y nuevamente gracias a Dios porque me dio el privilegio de compartir esta experiencia con dos de mis mejores amigos: Claudia Lorena García y David Hurtado Gómez.
En el Festival Internacional de Música de Cartagena no sólo adquirí conocimientos musicales. Adquirí más pasión, amor y respeto por la música, hice nuevas amistades, entendí que la música trasciende fronteras e idiomas, conocí una bella ciudad como lo es Cartagena; comprendí cuánta dedicación y disciplina son necesarias para llegar a ser un buen músico…Pero lo más importante, entendí que las barreras y obstáculos que nos impiden lograr nuestros sueños están en nosotros mismos.
Conclusión, III Festival Internacional de Música Cartagena 2009, una experiencia sencillamente única y hermosa.
Ángela Calvo Ríos
Estudiante de Licenciatura en Música
Universidad Tecnológica de Pereira.